Blogia
chichus

Real Zaragoza 1 - Sigma Olomuc

Real Zaragoza 1 - Sigma Olomuc Real Zaragoza



Lo mínimo



Un zapatazo mortal del pacense hizo dulce la noche cien europea del Zaragoza, al que se le atragantó el Sigma

Fuente: PEDRO BELLIDO (17/09/2004)



David Generelo celebra su gol. Foto: Jaime Galindo

A Dios gracias apareció Generelo en el minuto 82 para galopar poderoso como un caballo alado y permitir soñar al Zaragoza con no yacer a la primera de cambio en Europa. Porque si no es por el zapatazo prodigioso del pacense, el equipo hubiera viajado a Olomouc con más pinta de muerto que de vivo. Generelo, su gol y el resultado fueron lo único bueno de la noche de ayer. Era el partido cien en Europa. Para cuando marcó David, alguno temió que la cuenta, este año, se quedara en ciento uno.
La primera parte fue de pijama y orinal. Pero para no echar ni gota. Excepto durante dos de los últimos cinco minutos, en los que el Zaragoza embotelló sin suerte al Sigma, el partido cien tuvo retazos del primero. Se vio en blanco y negro. Más bien sólo en negro. Con Movilla queriendo pero sin poder demasiado, con lo escaso de la aportación de un bullicioso Villa, con el fútbol desconfiado de Cani y con lo irregular pero magnífico de Savio, fue mala suerte que lo poco que consiguió reunir el Zaragoza le cayese a Drulic. Tres tuvo y sólo en una quedó bien. En ésa, se la sacó el portero a córner. En las otras dos, sobre todo en una volea dentro del área en el balón llegó con mensaje –’méteme dentro, zagal’–, Drulic convirtió el esférico en un gremlin. Le sacó las orejas.
El Zaragoza lo intentó, pero se estrelló con la muralla checa. Tocaba soñar con la estrategia. Ahí, en la pizarra, Víctor jugó mejor que Ulicny. Si el ajedrez consiste en mover bien y, además, adivinar que hará como contestación el rival, el aragonés demostró ser maestro internacional. El Sigma, conocedor del poderío de Álvaro, se puso a marcar los saques de esquina en zona. Víctor mandó a los chicos sacarlos en corto o buscar el primer palo para que Soriano peinara el balón buscando la segunda jugada. Buena idea. No sirvió. Ni jugando ni parados. Un desastre. ¿El Sigma? Ordenado, sin salir de la cueva. Sin hacer nada más que defenderse. Muy bien, eso sí.
La segunda parte empezó igual. Igual de mal. Knob se tragó un penalti en un córner por agarrón a Álvaro. Víctor reaccionó y sacó a Galletti, que desplazó a Cani a la mediapunta. Su lugar natural, pero sin ángel ni paciencia, así que la gente le despidió como se despide a los de casa que no lo hacen bien: como si fueran de Marte. De donde sea, menos de aquí. A Soriano, que se fue roto siendo uno de los mejores, algún catedrático también le silbó. La mayoría no.
El partido se disparó en la pasión, vía única que le quedaba por explotar a un Zaragoza desangelado y soso. Apareció Galletti, que en un latigazo estuvo cerca de endulzar el tostón. Y luego Generelo. David arrancó del mediocampo poderoso, como un caballo blanco buscando la libertad. Con el balón cosido y el estribo picando a Europa. Vio a Villa, le hizo una pared y relinchó un obús que se le escapó entre el cuerpo a Vaniak.
Quedaban cinco minutos. Dos después, el Sigma casi infarta el asunto. Era lo único que le faltaba a la noche cien. Qué noche...

0 comentarios