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Paso el rodillo Chequia

Paso el rodillo Chequia Descomunal. La República Checa es la versión futbolística de Mike Tyson. Se pasó más de medio partido 'regalando' el balón a los daneses, pero en tres acciones puntuales mandó a la lona a su correoso y disciplinado rival. Baros, que suma ya cinco tantos, fue otra vez el estilete de un equipo que con espacios es imparable.

Sus números meten miedo. Cuenta sus partidos por victorias, ha marcado diez goles y tiene al 'pichichi' del torneo. Si sigue así, sólo un nuevo cataclismo heleno le puede apartar de la final. El bueno de Rehhagel debe estar ya invocando a todos los dioses del Olimpo para hallar la forma de frenar a este bisonte desbocado que llega de la Europa del este.

Poco importa que hipotecasen 45 minutos, porque defendiendo son casi tan buenos como atacando. Dejaron que los daneses tuvieron la engañosa sensación de dominar el tempo de juego, pero en cuanto advirtieron un resquicio se ensañaron con su presa.

Decepción...
La primera parte fue un interesante duelo táctico del que se resintió el espectáculo. Como siempre, había miedo a ese gol tempranero que trastoca los planes y te deja a merced del rival. Lo mejor fue un lejano tiro de Galasek que se marchó rozando la cepa del poste derecho.

Decíamos que Dinamarca dominaba, pero Gravesen, catalizador del juego de su equipo, las pasaba canutas para conectar con Gronkjaer o Tomasson, decisivos en citas previas de la Eurocopa. Así su fútbol, su dominio, se diluía como un azucarillo cuando rondaba la meta de Cech.

Los checos no se parecían al equipo deslumbrante de la primera fase, entre otras cosas porque hombres como Poborsky y Nedved se vaciaban en labores defensivas. Los damnificados de turno eran Baros y Koller, peleados con el resto de la humanidad sin ningún resultado. Así se fueron a la caseta.

...Y espectáculo
La reanudación trajo grandes noticias. Estaba claro que al partido le hacía falta un gol y éste sólo tardó cuatro minutos en llegar. Koller cabeceó a las mallas un córner botado por Poborsky en el primer fallo de marcaje de Laursen. Ahora los daneses no atacaban por vocación sino por necesidad, y con espacios los checos te hacen un traje.

Sobre todo si Baros aparece. En dos arrancadas, el delantero del Liverpool acabó con la resistencia danesa. El primero de sus goles fue un prodigio de coordinación. El pase de Poborsky lo culminó con sencillez y elegancia picando la pelota por encima del desvalido Sorensen. Primer sopapo.

Estaban aún los nórdicos con la cuenta en la cabeza cuando un nuevo pase en profundidad, estaba vez de Nedved, permitía a Baros encarar por segunda vez a Sorensen con idéntica efectividad. Esta vez, era previsible, los daneses no se levantaron.

Enrabietados, buscaron el tanto del honor con muchas ganas y escasa fe. Gronkjaer anduvo cerca en un centro-chut, pero fue Madsen el que más lo intentó, tanto con el pie como de cabeza. Mientras, los checos ahorraban fuerzas pensando en Grecia, aunque Poborsky pudo redondear la goleada con un disparo de rosca que buscaba la escuadra izquierda.

Así se llegó al final. Con los checos celebrando de forma modesta su pase a semifinales. Y no es de extrañar, porque lo que para otros es todo un éxito, para ellos es sólo una etapa más en su periplo hacia el título. Ahora son favoritos, pero no parece que les preocupe. ¿Podrá alguien frenarlos?

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