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Barcelona 4 - R. Zaragoza 1

Alguien dijo que la prueba de la existencia de Dios se cifraba en las paredes que dibujaban en su tiempo Tostao y Pelé. El jueves, en el Camp Nou, al menos se tuvo la certeza de que esos momentos de gloria que en ocasiones brinda el fútbol los protagonizan en el Barcelona de esta temporada Ronaldinho y Eto"o.

El brasileño no sólo sorprende, también alimenta en el espectador y en sus propios compañeros la sensación de que siempre queda la jugada imposible, el penúltimo pase, la última fantasía. Y fue precisamente él, en la primer toque de balón de la segunda mitad, quien con un pase milimétrico dejó a Eto"o la posibilidad de resarcirse del error que había cometido en la primera parte tras una mala cesión y que le había costado el gol. Eto"o, en realidad, dejó claro ayer ante el Zaragoza que los dos goles que marcó sólo son el inicio, el anticipo de una sociedad que se alimenta de fútbol. Sólo de fútbol y que comparten un puñado de jugadores que disfrutan y hacen disfrutar en el campo. Ayer, ambos, pusieron en pie a 80.000 espectadores. Como Tostao y Pelé.

Ante ese aluvión, el Zaragoza sólo pudo apelar a su casta, al orden en la primera mitad. Víctor optó por dar descanso a Galletti y Zapater, y alineó a Cani y a Generelo. Y el Zaragoza aguantó, sin brillantez, pero aguantó a base de Milito y Álvaro, desdoblándose por las bandas para acudir en ayuda de Cuartero y Toledo, que bastante tenían con guardar la posición frente a Giuly y Eto"o.

En esa lectura de un partido casi cantado, sólo Villa se salió del guión para ofrecer oxígeno con un gol de listeza. Volvió a repetirlo al filo del descanso y estuvo a punto de sorprender. En realidad, fue el estertor de un Zaragoza que ya anticipaba lo que se venía encima.

El gol de Eto"o en el primer minuto terminó de romper al Zaragoza, que devino a partir de ahí en un espectador impotente. Xavi, Giuly, Deco, Iniesta, la autopista que ya habían dibujado los azulgrana hacia el espectáculo fue imparable. Los rápidos cambios que introdujo Víctor Muñoz en la segunda parte fueron estériles. El debate tampoco puede abrirse sobre si el acierto azulgrana fue inversamente proporcional al desajuste zaragocista. En realidad, el Barcelona es un equipo que juega, sencillamente, a otro nivel.

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