Alonso y su gran carrera

Dos estilos de grandeza

MIGUEL SANZ (Magny-Cours)

Ocho años separan a dos miembros de la nueva generación de pilotos españoles, la generación que supo y pudo llegar a la Fórmula 1. Las carreras de Marc Gené y Fernando Alonso tienen una enorme similitud, ya que ambos ganaron la Fórmula Nissan de manera consecutiva, vivieron bajo el paraguas de Adrián Campos, se ganaron el derecho a hacer una prueba con un monoplaza de Fórmula 1 (en Minardi) y lo hicieron lo bastante bien como para entrar en el selecto grupo de elite aunque fuera por la puerta de atrás.

A partir de ahí, Gené llegó con el estigma de ser un piloto-patrocinador (Telefónica estaba detrás como soporte publicitario en un mundo eminentemente mercantilista) y sus méritos no fueron entendidos como suficientes como para dar el salto a otro equipo, justo al contrario que Alonso, al que Flavio Briatore echó el lazo en cuanto dio tres curvas con el mismo Minardi con el que Gené no había convencido. Alonso está considerado ahora la estrella emergente en la F-1, el hombre que ha batido todos los récords de juventud de la categoría, mientras que Gené ganó el prestigio que merecía cuando BMW le fichó como piloto probador-reserva-desarrollador, proyecto en el que lleva cuatro temporadas. Si en Renault hablan maravillas del talento, la improvisación y la fuerza de Alonso en pista, en BMW siguen maravillados con el trabajo “del catalán con la seducción intelectual de Villeneuve y la regularidad en pista de Fisichella”, como decía la prensa italiana en referencia a la facilidad para los idiomas y el ansia de cultura de Gené. Sin duda, dos estilos diferentes de piloto y los dos grandes a su manera.