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R.Zaragoza 0 - Valencia 1

R.Zaragoza 0 - Valencia 1 Agridulce



El Zaragoza apuntó detalles positivos ante su público, pero cayó frente a un Valencia que sigue siendo muy sólido

Fuente: PEDRO BELLIDO (22/08/2004)



Javi Moreno, que debutaba ayer en La Romareda, lamenta no llegar al remate ante Cañizares. Foto: Noelia San José
Con Ranieri o con Benítez, el Valencia sigue siendo lo mismo: un señor equipo. Feo, feísimo, insoportable. Parece que no está. Pero está siempre. En cuanto el rival pone cara de desesperación, en cuanto siente que quien hay enfrente empieza a mentarle a la familia porque no hay forma humana de meterle mano, te mata. Eso le hizo ayer al Real Zaragoza. El equipo aragonés se fue a casa con la misma sensación que tuvo en el último partido de Liga ante los valencianistas: hemos jugado mejor, incluso bastante bien en la primera parte, y estos tíos, que han tirado dos veces a puerta, nos han vacunado. Así fue.
Decíamos que incluso el Zaragoza jugó bien. Fue en la primera parte. El campeón de Copa tuvo el balón, dominó, axioma natural cuando enfrente está el Valencia. Y lo movió bien, con pausa. Buen fútbol, o más que eso, proyecto de buen fútbol. La idea es combinar. Y se ve empaque. Sobre todo por Movilla, un compás que en su radio de acción mezcla perfecto el momento del pase largo y el del corto. En torno a él girará este Zaragoza. Ayer, a su lado, Zapater, bien aunque algo flan y no en su mejor versión, dejó ver por qué está ahí. Buen desplazamiento, fuerte y formal. Zapater es igual de futbolista que de calle: un buen chico.
Por ellos el reloj anduvo fino. Sin cuco, pero correcto. El chispazo final no llegó, quizás, porque Javi Moreno todavía no mide bien la distancia en la que enlazar con Villa. Al valenciano se le vio voluntarioso, pero sin imán, sin la luz para adivinar la estela del balón. Por eso, los detalles de mención aparecieron en la imaginación de Villa, ayer algo individualista, y en la banda izquierda.
Savio ha vuelto con la lagartija en la cintura. Buena caza, pues, la que se espera este año. Ayer, al brasileño no le alcanzó para marcar, pero sí para poner el uy en dos disparos con intención. El Valencia, mientras, que hacía como si sólo estuviese por ahí, respondió con una vaselina de Angulo al larguero.
El Zaragoza se fundió en la segunda parte. Víctor ha machacado a los chicos en la pretemporada y el equipo todavía está pesado. Encima, cuando la sensación era ya de ir cuesta abajo, Vicente apagó la luz en un libre directo. Lo tiró bien, pero Luis debió cerrar mejor su palo. Pensar que el lanzador va a buscar la comba en una falta tan cercana es temerario. Luis lo fue. Dio un pasito a su izquierda y el pasito le dejó vendido.
Luego tocó remar contracorriente. Víctor buscó oxígeno. Primero con Drulic. Lo de Goran, es una pena, pero no tiene vuelta de hoja. Luego con Cani, que vio el gol en un disparo de pillo desde cuarenta metros que Cañizares se tragó, pero su larguero no. Y acabó todo. La impresión no fue mala, pero la Supercopa salió de viaje. A Valencia.

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